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arquitectura barroca novohispana es la denominación historiográfica dada a la arquitectura construida en el territorio del virreinato de Nueva España —actuales México, parte de EE.UU.GuatemalaBeliceCosta RicaEl SalvadorHondurasNicaraguaCubaRepública DominicanaPuerto RicoTrinidad y Tobago y Guadalupe— entre finales del siglo XVI y mediados del Siglo XVIII, que estílisticamente puede asimilarse a la arquitectura barroca desarrollada en España. A veces se utiliza la expresión Barroco colonial.

Proveniente de la palabra portuguesa barrueco,que significa impuro, abigarrado, extravagante, osado, el ejemplo más impactante del arte Barroco novohispano se encuentra en la arquitectura religiosa, en la que los artesanos indígenas le dieron un carácter único, con una interpretación extremadamente expresiva del churrigueresco. Aún más que en su equivalente español, el Barroco americano se desarrolló como un estilo de decoración del estuco.

Durante los tres siglos de gobierno virreinal en la Nueva España, la convivencia entre los diferentes grupos sociales hizo que el lujo, la ostentación y la opulencia se convirtieran en una necesidad social, ya que tan importante era ser noble como parecerlo. Esto se reflejaba sobre todo en el atuendo personal, por lo que debían portarse brocados o terciopelos suntuosos, tejidos de plata o pedrería elaborados mediante numerosas técnicas, algunas traídas de España.

Los españoles peninsulares y criollos con recursos económicos siguieron el modo de vestir europeo, importando las prendas o adquiriendo las producidas en Nueva España en los talleres gremiales o de manera independiente en los domicilios.,

No fueron pocas las familias acaudaladas que vio florecer el valle de Tula, en el actual estado de Hidalgo, durante el virreinato. Buena parte de ellas tenían en la regíón una mínima porción de su patrimonio, como por ejemplo Jerónimo López y sus descendientes; él fue un conquistador que participó en la entrada a la provincia del Pánuco, en las batallas contra los Yopilcingos y costa del mar del sur, Colima y Tecomán, fue encomendero del pueblo de Axacuba, y con el tiempo sus descendientes logaron amasar una importante fortuna. De especial relevancia en ese proceso fue el matrimonio de su hijo mayor y homónimo con Ana Carrillo de Peralta, sobrina del virrey Gastón de Peralta, marqués de Falces. A través de alianzas matrimoniales propias de la elite novohispana, los descendientes de Jerónimo López conjuntaron los marquesados de Salinas, Salvatierra y el condado de Santiago Calimaya (Arenas, 2001, pp. 695-711Flores, 1970, pp. 14-16). En el Siglo XVIII los condes de Regla fueron dueños de la hacienda de San Servando Tlahuelilpan o Correo Mayor;2 durante varias décadas la hacienda de la Goleta, en las inmediaciones de Tula, fue propiedad de los condes de la Villa del Villar del Ágüila (Laviada, 1984Frías, 1994Ramírez e Iturrate, 1979).3 No podemos olvidar a los polémicos condes de Moctezuma Tultengo, descendientes de don Pedro Moctezuma, uno de los hijos de Moctezuma II que sobrevivíó a la conquista y logró obtener para sí y sus hijos mercedes de tierra, dinero y un patrimonio nada despreciable.4 Junto a todos ellos figura una interesante familia que desde el Siglo XVI se asentó en el valle de Tula, en las tierras en las que a principios del Siglo XX se fundó la compañía de Cementos Pórtland, luego cementera Cruz Azul. Nos referimos a la familia Jaso, cuyos más remotos ancestros nos llevan hasta Europa, al lugar de Jassu en la circunscripción transpirenaica de Ultrapuertos

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